lunes, 24 de mayo de 2010

Citica de discos Lanzamientos 2003 (hace unos años, si) Po M.J Y T.B

Critica que escribi cuando iba al colegio..


***LOS GORGOJOS - Gorgojos en tu arroz: Nuevo disco de esta banda punk nacida en Michigan, Detroit. Si bien conservan la tendencia pre-Clash que los marcó desde sus comienzos, este álbum resulta un claro homenaje al Iggy Pop de “Scar, baby, scar” y a las orquestaciones de Emerson, Lake & Palmer. Los primeros temas nos retrotraen directamente al Dylan de los ´70 y “All come true” (el corte de difusión) es una canción definitivamente Bowie. En síntesis: esta nueva placa de Los Gorgojos resulta poco innovadora, sin embargo no decepcionará a los fanáticos. M.J.



****FUMADEIRO - El R&R es un cope: Quinta placa de “Fumadeiro”, la banda que rescata la tradición Stone nacional y nos entrega nuevas joyitas como “Che, loca, que buena estás” o el himno que cierra el disco, llamado “Marihuana marihuana, marihuana marihuana” que repite eso durante 40 minutos. Discos como éste nos demuestran que elrock and roll no ha muerto y que su furia y rebeldía aún tienen emociones que provocarnos a los argentinos. T.B. (PD.: nótese que para hacer una crítica no necesito nombrar a 750 bandas como hace M.J.)



**LOS PALMERITAS - Ay, ay, ay mi negra: Nueva entrega de este afamado cuarteto con una remasterización digital de sus grandes clásicos. “Me pica me pica la soronguita mix” es un tema destinado a hit. Si bien hace tiempo que Los Palmeritas vienen emulando propuestas como las de “Los 37 borrachos de Entre Ríos”, “Los del Naranjú” o el “Wawamix”, este nuevo trabajo hará pasar un buen rato a los amantes de la música tropical. Con relación a lo expuesto por T.B. en la posdata de su crítica anterior solo puedo decir que, lamentablemente y muy a pesar suyo, para comentar discos hace falta saber un poco de música. M.J.



*BIRRA PULMONAR - Tomando merca en la Villa de la recabeza: Este nuevo trabajo de “Birra Pulmonar” (banda liderada por el controvertido Tuti “Diablo” Ricardez, cuyo reciente ingreso al evangelismo fue duramente criticado por sus seguidores) vuelve a sumergirnos en su ya conocido estilo bailable, pero esta vez sorprende la inclusión de una ´cumbia gospel´ llamada “Si el secuestro es exprés que no dure más de un mes”. Hay numerosos invitados entre los cuales se encuentra un coro de 5.000 monjes gregorianos en el rap “Yuta lambeme ésta”, una dura cumbia de protesta que denuncia los abusos policíacos de los últimos años. T.B. (PD.2: Esto demuestra una vez más que para ser crítico no hace falta ser un cancherito que lo único que quiere es demostrar lo mucho que sabe,¿no, M.J.?)



****RIMÓN RIMÓN - Rimón: Este disco no lo oí, pero quiero usar el espacio para decirle a T.B. que es un forro inculto que no tiene la más puta idea de cómo hacer una buena crítica musical. M.J.



*INKY INKY 2 VIRGIN - X-tasis in my water: Disco debut de este dúo australiano compuesto por los hermanos Bob y Robert Bobert, cuyo sonido nos remite a Morrisey cuando se le inflamó un huevo y nos trae reminiscencias de Eric Clapton un día que vomitó y nos hace acordar al disco “Leberbush Fever” de los Bee Gees. Este tipo de crítica, ¿no les hace acordar al estilo de alguien? ¡ja, ja! T.B.



**********THE ROLLING STONES - Greatest hits Vol.XXIX: Este grandes éxitos de los Stones es sumamente interesante. El mejor es el track 13, intitulado “T.B. andate a la reputisima madre que te parió”. Gracias. M.J.

Read More

martes, 18 de mayo de 2010

MEMORIAS DE UN ADOLESCENTE MANIÁTICO

Aunque hoy día me vean viejo y borracho vomitando por los rincones de este bar, no hay que olvidar que también fui joven, exitoso y viril (en ese orden). Y si alguien tiene la buena voluntad de invitarme otro gin tonic les contaré una historia de fama, poder y sexo desenfrenado.

Bueno… con el vaso de cerveza sin gas que quedó hace una hora en esa mesa la cuento igual.

Finalizaba la década del ochenta y yo tenía 15 años. Era un adolescente vivaz y sexy: miles de mujeres fantaseaban con tener apasionados romances conmigo, pero todas eran muy tímidas y nunca ninguna se atrevió a confesármelo. Para desahogar mis angustias púberes la única salida que tuve fue la de convertirme en maniático obsesivo. En la soledad de mi hogar realicé inusitadas hazañas: me disfracé de plaga de langostas para comerme las plantas del balcón, me di una intravenosa con cintas de casetes de batucada para ver si mi corazón cambiaba de ritmo y hasta pasé noches enteras al lado de la jaula de mi hámster Raúl imitando lo más perfecto posible cada uno de sus movimientos. Mi padre entraba al baño y no podía explicarse qué hacía yo trotando en cuatro patas. “Raúl está girando en su ruedita… ¡Estoy haciendo lo mismo, papá!”, le explicaba yo, pero el se iba mirándome triste y sin comprender.

Una mañana giraba el dedo en un sacapuntas para cortarme las uñas cuando recibí un llamado telefónico:

-Habla La Muerte. Quiero avisarte que voy a por ti.

-No vale. ¡Yo pensé que era inmortal!

-Tarado: soy Mordelito, tu amigo.

-Yo no tengo amigos. –respondí, cortando el teléfono y yendo a llorar al baño enternecido de mí mismo.

Mordelito volvió a llamar para avisarme que una amiga de su novia Elisa estaba dispuesta a conocerme. La última chica con la que había salido huyó cuando traté de obligarla a hacer gárgaras con la boca llena de pochoclo y pasta dental. Me habían dicho que eso las excitaba.

“Ésta es mi noche”, pensé mientras me ponía los zapatitos de peluchín con forma de pato y el calzón de charol negro con motas fucsia. Me dejé el torso desnudo porque un malón de liendres okupas hizo un piquete en el placard y quemaron llantas de autos como protesta hasta que vino la policía insectívora a reprimir y todo terminó con catorce muertos y mi guardarropa destrozado. Por otro lado tenía la firme convicción de que mi panza bamboleante era extremadamente sensual.

Salí de casa rumbo al ansiado encuentro. Fui a pie, pues tuve que dejar de tomar colectivos también a causa de mis manías: cada vez que subía a uno no podía resistir la tentación de sacar boleto y enseguida ir corriendo hasta la puerta de atrás, tocar timbre y bajarme. Perdía dinero y nunca llegaba a ningún lado. Luego, la cosa empeoró: antes de bajar me ponía a interpretar las más selectas melodías del repertorio popular con el timbre y luego pedía dinero. Una tarde canté un mambo e hice un solo de timbre impresionante, pero ni el conductor ni los pasajeros supieron apreciarlo y terminaron golpeándome hasta el cansancio. Los artistas –y esto nunca me cansaré de repetirlo- siempre fuimos grandes incomprendidos.

Luego de caminar 76 de las 77 cuadras que me separaban de mi destino, distinguí en la lejanía a mi amigo y su novia apoyados contra una camioneta. Cuando me acerqué un poco más descubrí que la camioneta era la jovencita que iban a presentarme.

-Hola, Poliforme –saludó Mordelito- Ella es la muchacha de la que te hablé. Se llama Primavera y trabaja cargando reses en una carnicería.

-Hola. –balbuceé timorato.

Primavera me miró fijo, levantando el labio superior y agrandando sus fosas nasales, logrando la caracterización más perfecta de una cara de asco que he visto en mi vida. Pensé que iba a mugir, sin embargo me palmeó el hombro y gruño “hola…”. Sus cuatro metros de alto y sus dos de ancho no me acobardaron y decidimos ir a bailar.

Camino a la discoteca tuve ocasión de conversar con más a fondo con ella:

-¿Y? ¿Cómo va el negocio de carga y descarga de vacas?

-Bien, aunque disfrutaba más matándolas con mis propias manos. Era excitante quebrarles el espinazo y ver sus ojos tornándose vidriosos a medida que avanza el “rigor mortis”. En cambio cargar sus cadáveres ya despellejados no tiene magia, es aburrido.

-Ah.

Llegamos a la disco y el portero se nos planta delante diciéndonos:

-Oigan, ¿están buscando empleo de espantapájaros? Así vestidos ustedes no entran, ridículos.

Apelando a mis recuerdos del primario contesté:

-Espejito rebotador: el que lo dice lo es. Vos lo dijiste, vos lo sos.

El portero, humillado ante mi andanada de hábiles réplicas, gritó:

-Te voy a partir la nariz, jetón.

Bueno: eso sí que me hizo enojar. Puedo tolerarlo todo: incendien mi casa, mátenme, pisen mis zapatos de gamuza azul, ampútenme los miembros (después de haberme matado, si no es mucha molestia) o quémenme vivo en la plaza pública, pero nunca –y dije NUNCA- me digan “jetón”.

-¿Oi bien o me llamaste “JETÓN”? –pregunté.

-Jetón cara de almóndiga. –respondió mirándome fijo y sin rastros de arrepentimiento,

Aunque no llevaba remera puesta hice ademán de arremangarme, saqué un peine con gomina, me alisé el pelo, me escupí las manos, después me las fui a lavar a un baño público porque me dio asco el olor de mi propia escupida, volví, hice buches con vaselina, repasé la tabla del doce y –mirando hacia arriba- le grité bien fuerte:

-¿Así que sos valiente, musculosito marica? Se ve que nadie te bajó los dientes como te los voy a bajar ahora, Thundercat pelotudo. ¡Vení que te destrozo a golpes y te dejo una cara nueva! ¡Vamos, vení! ¡VENÍ!!

Desperté a las dos horas, magullado en un callejón oscuro. De un lado, unos pandilleros jugaban a dejarme tuerto y del otro mis amigos bebían tranquilamente una cerveza.

-¿Y? ¿Estás vivo? ¡Jua, jua! –reía la despreciable Primavera dejando caer gruesas gotas de espuma por la boca y sin evitar salpicarme.

Minutos después nos hallábamos rumbo a “El Nematelminto Ebrio”, la única discoteca que conocía en la cual me dejaban entrar. Para llegar había que arrojarse del tren en movimiento entre la estación de Villa Deceso y Barrio Muerte. Ahí, detrás de un vagón abandonado, hay un hueco en la tierra. Descendiendo por él, a cinco metros de profundidad, estaba el boliche. Una ladilla nos abrió la puerta y nos cobró la entrada. Luego, fuimos a pedir unos tragos para entrar en acción.

Y ya que hablamos de tragos, quisiera solicitar a la selecta clientela de este concurrido bar que, a bien de poder proseguir mi relato, tengan la amabilidad de invitarme con alguna bebidita cuya graduación alcohólica exceda el 4% a fin de ayudarme a exacerbar mis dotes de buen narrador… ¿Cómo dice, señor? ¡oh, sí, me encantaría! ¡gracias, señor, muchas gracias!... Y ustedes tomen el ejemplo de este buen anciano que, a pesar de las aftas y las llagas purulentas de sus labios, ha tenido a bien convidarme un poco de su vino en cajita!

Prosigo: ya en la discoteca Mordelito me dijo por lo bajo:

-Che, Poliforme, esta piba no es gran cosa, pero si la emborrachás vas a ver que te entrega todo...

-¿Todo? ¿Y para que quiero tanto?

Pero ya la sola idea de terminar la noche con sexo me transformó en un ser lúbrico y lascivo, así que miré el menú y busqué el trago de nombre más raro para aparentar cultura alcohólica.

-Eh, camarero, tráiganos por favor cuatro “Cool sand one magic night in L.A.” –y, guiñando un ojo a mis amigos, agregué en tono cómplice:- A no emborracharse, chicos, pues este trago se sube a la cabeza más rápido que un jet… ¡ha, ha!

Al rato vino el mozo con cuatro vasos de jugo de melocotón.

-¡Ey, acá hay un error! –protesté- ¡Yo pedi cuatro “Cool Sand” y no jugo de melocotón!

-¿Y que carajo te creías que era el “Cool Sand”, idiota? –respondió el camarero.

Y lo peor de todo es que mis acompañantes se negaron a beber esa mierda de jugo y me obligaron a tomarlo y a abonar el importe.

Así fue que pasamos la noche bailando, conversando y embriagándonos hasta que llegó la madrugada. Mordelito y su novia se fueron dejándome solo con Primavera ebria y vomitando sobre mis zapatos de peluchín. Sin lugar a dudas había llegado la hora de la seducción.

-Oíme –le susurré- Esta fue una noche inolvidable para mí…

-¡Ya lo creo! –se rió ella- Te cagaron a piñas, te vomité encima, perdiste bastante dinero y te tomaste cuatro litros de jugo de fruta… ¡Vaya si fue especial, ha, ha, ha!

Entonces la agarré por el sobaco diciendo: -No quiero ser tan directo, pero… ¡creo que llegó el momento del sexo, nena!

-Sí. –respondió ella- Pero no con vos.

Y se fue. Quedé sentado solo en el cordón de la vereda, cantando “2 elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña…” y cuando llegué a 1101 elefantes una voz dijo “1102…” detrás de mí… ¡Era Primavera! ¡Había vuelto!

-Sí, volví, alimaña chota –me susurró tiernamente- No quiero perderme el bizarro espectáculo de verte haciéndome el amor…

-Zalamera, a cuantos le dirás lo mismo…

Intenté abrazarla, pero mis brazos no llegaron a abarcarla, así que, colgándome de su espalda le dije: -¿Te molesta si vamos a pie? No puedo tomar colectivos…

Read More

domingo, 16 de mayo de 2010

Corte de corpiños

Si, resulta que me hice un blog y para inaugurarlo decidí publicar algo que escribí que me trae buenas vibras. Salud!

La Triste Fábula de ADALBERTO GRUANOGRUAR (leyenda popular del siglo XIV)

Adalberto Gruanogruar despertó un día creyendo ser un maní.
-“Ponme sal, pues quiero estar salado” -ordenole a su esposa. Más ella respondiole:
-Adalberto, recapacita: eres un ser humano. Si fueras maní tendrías cáscara...
-No, no, no: soy un maní pelado... ¡y pardiez, que también salado!!! ¡Así que tráeme lo que te he pedido, por lo que más quieras!
La buena mujer -sobrepasada por tan insólita situación- preguntó tímidamente: “¿fina o gruesa?”
-¡Gruesa, pues he de salarme perdurablemente y con magnificencia!!!
Más ella en vez de cumplir con tan inocente mandato decidió llamar al Manicomio mientras Adalberto distraído revolcábase alegremente sobre un gran plato de aluminio al grito de “¡Soy feliz!”.
Instantes después arribaron los enfermeros. Adalberto, ni lerdo ni perezoso opúsoles decidida resistencia: tomó un frasco de pickles y lanzolos uno por uno contra los voluminosos seres de guardapolvo blanco. Más todo fue en vano: la fuerza de éstos pudo más que un agrio coliflor y Adalberto fue aprisionado en una camisa de fuerza mientras -solo por consolarle- su mujer le prometía llevarlo a una fábrica de saladitos para reunirlo con sus camaradas.
Hoy, Gruanogruar cuenta con 37 años y goza de una rutinaria y placentera vida en el Pabellón 23 B del Hospital Neuropsiquiátrico “Dr.Josefín Sano”. Allí juega junto con sus compañeritos Raúl Feijóo (quien cree ser aceituna descarozada), Marcelico Llavalloll (quien arguye haberse encarnado en un palito salado) y Timoteo Gordillo (que afirma ser platito de salamín), y juntos hacen rondas y rondas y giran y giran creyendo elevarse hacia el universo convertidos en una increíble suma de sabores.

MORAJELA – MOJARELA – MOLAREJA: “TODOS SOMOS PARTE DE UNA GRAN PICADA: SÓLO NOS RESTA DESCUBRIR QUÉ INGREDIENTE SOMOS.”

Read More